Mejillones y almejas: cómo diferenciarlos y sacarles provecho en la cocina de mar
Además de su aspecto y lugar de vida, almejas y mejillones ofrecen beneficios nutricionales diferentes.

Los moluscos bivalvos ocupan un lugar privilegiado por su sabor, versatilidad y valor nutricional. Dentro de este grupo, dos protagonistas destacan por su popularidad en las cocinas del mundo: los mejillones y las almejas. Aunque a primera vista ambos pueden parecer similares por su concha rígida, lo cierto es que presentan características muy distintas que conviene conocer.
Dos conchas, dos historias
Tanto los mejillones como las almejas pertenecen al grupo de los bivalvos, es decir, moluscos con concha doble. Sin embargo, sus diferencias comienzan desde lo más evidente: la apariencia.Los mejillones tienen una concha alargada y puntiaguda en tonos oscuros —azul profundo, negro o marrón— y una superficie que suele ser lisa, aunque ocasionalmente muestra estrías. En cambio, las almejas lucen una concha más redondeada u ovalada, con colores más claros como el blanco, beige o gris. Sus valvas son simétricas y encajan de forma perfecta al cerrarse.
El hogar también marca la diferencia
Otro aspecto que permite distinguir entre estos moluscos es su hábitat. Las almejas prefieren esconderse bajo sedimentos blandos como la arena o el fango, ya sea en agua dulce o salada. En contraste, los mejillones se aferran a superficies duras, como rocas, muelles o boyas, formando colonias densas que suelen encontrarse en las zonas costeras.
Propiedades nutricionales: una razón más para elegir bien
Además de su aspecto y lugar de vida, almejas y mejillones ofrecen beneficios nutricionales diferentes. Las almejas son ricas en vitamina B12, hierro y ácido fólico, lo que las convierte en una excelente opción para personas con deficiencia de estos nutrientes o que siguen dietas bajas en calorías. Por su parte, los mejillones destacan por su contenido en ácidos grasos Omega-3, yodo y zinc, nutrientes clave para la salud cardiovascular y del sistema inmune.
En la cocina: ¿crudos o cocidos?
A la hora de cocinarlos, también hay diferencias claras. Las almejas pueden disfrutarse crudas en preparaciones frías, como cocteles o ceviches, gracias a su textura suave y sabor delicado. Los mejillones, en cambio, se lucen mejor cocidos, ya sea en caldos, arroces o guisos marinos, donde aportan profundidad de sabor y un toque salino inconfundible.
Eso sí, un consejo básico que aplica para ambos: al comprarlos, asegúrate de que sus conchas estén bien cerradas. Si alguna está abierta y no reacciona al tacto, es mejor descartarla. Además, lo ideal es cocinarlos el mismo día de su compra y mantenerlos refrigerados hasta entonces.
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Un mar de posibilidades
Reconocer las diferencias entre mejillones y almejas no solo ayuda a identificarlos mejor en el mercado o en el plato, sino que también permite aprovechar sus cualidades en recetas adecuadas. Conocerlos es el primer paso para disfrutar de toda la riqueza que el mar tiene para ofrecer, desde una simple entrada fría hasta un guiso que despierte los sentidos.
Con información de Gourmet de México.
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